La memoria a través del aroma.

La memoria a través del aroma.

Los recuerdos pueden ser evocados a través de cualquiera de nuestros cinco sentidos. En nuestras memorias hay un amplio catálogo de recuerdos y experiencias que afloran cuando percibimos algo captado por la vista, el gusto, el olfato, el tacto o el oído, y que fue resguardado en nuestro imaginario.

Cualquiera de estos cinco sentidos nos traslada a espacios, acontecimientos y recuerdos que nos han marcado de alguna manera a través de nuestro paso por la vida. Y no actúan de forma aislada, sino en perfecta compenetración, transmitiendo experiencias completas y cargadas de emociones y sensaciones.

Seguramente recuerdas a la perfección ese primer viaje al mar junto a toda tu familia. En tus recuerdos está la suave arena masajeando tus dedos al momento que el te acercabas al vaivén de las olas que cantaban para tus oídos la indómita esencia del mar, con el suave aroma salado del mar invadiéndote, y el sol abrazando tu cuerpo en aquel viaje de verano. Ese recuerdo permanece completo en tu memoria, una experiencia sensorial, auditiva y olfativa que siempre buscas cuando vuelves al mar, o que se evoca parcialmente cuando capturas una sensación similar, aunque sea en otro contexto.

Los cinco sentidos del cuerpo humano son maravillosos, pero ¿es el sentido del olfato uno de los más ricos e importantes? Enfocándonos en el sentido del olfato (sin menospreciar el resto) es verdad que su importancia en nuestra vida no es solo porque funge como un transporte rico en experiencias hermosas y emotivas captadas a través del aroma. Al igual que todos los sentidos, el sentido del olfato es capaz de desencadenar mensajes de placer o alerta, mismos que se extienden por todo nuestro cuerpo y motivan una reacción.

¿Alguna vez te alejaste de un espacio porque olía demasiado rancio o asqueroso para ti? Tal vez fue un plato de comida que lucía perfecto a lo lejos, pero cuando te acercaste el aroma era poco agradable. O cierto día, tu sentido del olfato se impregnó del aroma cutre de la hierba quemada que interpretaste como peligro y desde la lejanía trataste de ayudar cuando los bomberos llegaron para apagar el baldío prendido por el descuido de alguien. Es necesario recalcar que los aromas no siempre cumplen una función igual en todos. Para algunas personas ciertos aromas, que en el imaginario colectivo se posicionan como «desagradables», se asocian a experiencias gratas que gustan de recordar, mientras que, para otras, un olor considerado «agradable» puede ser sinónimo de tristeza, amargura o recuerdos melancólicos. Ya mencionamos lo presente que se encuentra en nuestra mente el aroma fresco y boscoso del eucalipto, debido al contacto que hemos tenido cuando aliviábamos con sus propiedades los síntomas del resfriado. Gran cantidad de personas asocian este aceite esencial con un estado de relajación y bienestar físico, donde las dolencias de enfermedades respiratorias quedan relegadas poco a poco. Pues bien, hay personas que consideran este aroma demasiado invasivo, y el origen puede estar precisamente en lo cerca que estuvieron de este aroma en su infancia. Las experiencias se forjan de distintas maneras en cada persona, pero el que alguien tenga una predisposición a ciertos aromas, no quiere decir que deba alejarse de todos. En el ejemplo anterior, un buen sustituto sería el aceite esencial de limón

Es normal que no todos los aceites esenciales emanen aromas que satisfagan a todas las personas. En el mundo de la aromaterapia, la estimulación del sentido del olfato y el tacto —este último cuando se usan aceites esenciales para destensar músculos o realizar masajes—es esencial, y la garantía de que tu mente se plague de recuerdos es incuestionable. Por supuesto que estimular recuerdos gratos o felices tienen un impacto mejor y permite que la terapia funcione en mejores condiciones. De aquí surge la importancia de seleccionar el aceite esencial que mejor se adecue a aquello que se espera de él. Dicho lo anterior, será más sencillo evocar memorias olfativas placenteras, mismas que permiten una mejor disposición al resto de los beneficios otorgados cuando se usan aceites esenciales.

 

Artículo por Andrea Lozano.

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